Un hospital oftalmológico en La
India, una compañía de mediación en conflictos sobre la propiedad y los
desalojos de viviendas, una plataforma educativa y una empresa bancaria en
Brasil o microcréditos en México son una muestra de lo que la película
documental ”El nuevo capitalismo” nos presenta como alternativa a un
capitalismo ultraliberal y salvaje que en el año 2008 desembocó en una crisis
económica global que acentuó más si cabe las desigualdades. Un informe
publicado por OXFAM demostró que el 1% más rico de la población mundial posee
la misma riqueza que el 99% restante.
Ante esta evidente desigualdad,
ante un sistema que cada día pone en situación de marginación a millones de
individuos en el mundo es nuestro deber preguntarnos en qué tipo de sociedad
queremos vivir y si existe una alternativa para alcanzar un mundo más justo y
más inclusivo.
El capitalismo es un sistema
económico y social basado en la propiedad privada de los medios de producción,
el libre mercado, el capital como fuente para generar riqueza y una mínima
interferencia del Estado. La actividad económica se organiza de manera que las personas
que poseen los medios de producción puedan obtener un beneficio económico y
aumentar su capital. El sistema se ampara en medios de producción privado que
funcionan con el trabajo colectivo para obtener una riqueza que va a recaer de
nuevo en la propiedad privada del capitalista. La mínima injerencia del Estado
permite abaratar costes para obtener mayores beneficios produciéndose así un
aumento del enriquecimiento de unos pocos a costa del empobrecimiento de los
más vulnerables y aumentado la desigualdad económica y social.
En el lado opuesto el socialismo
defiende el concepto de propiedad social de los elementos de producción para un
reparto equitativo de la riqueza; sin embargo, se trata de un sistema fracasado
con un control absoluto por parte del Estado que en los antiguos regímenes
comunistas iba más allá del control económico.
En algunos casos el socialismo
evolucionó hacia posturas más abiertas hacia el libre comercio bajo ciertas
premisas de control económico por parte de los gobiernos y la protección del
ciudadano para evitar situaciones de desigualdad o abuso social, sistemas
económicos mixtos como es el caso de la socialdemocracia.
Sin embargo, hace una década, la crisis
económica nos abrió los ojos a una realidad, y es que el actual sistema
capitalista, presente y asentado en la mayor parte del mundo ha tocado techo y
necesita ser revisado.
Los emprendedores que aparecen en
la película intentan dar respuesta a la necesidad de construir un mundo más
justo ante la desigualdad social y lo hacen utilizando lo que el sistema nos
ofrece, construyendo un nuevo capitalismo más justo y humano. Son fundadores de
empresas con impacto social. Creen que es posible tener negocios rentables y al
mismo tiempo poner fin a la pobreza del mundo.
Son emprendedores, profesionales
ambiciosos y preparados, implicados en sus comunidades y conocedores de las
necesidades de sus países que creen que la iniciativa privada puede ser en
ocasiones más rápida y efectiva para resolver los problemas de la gente. Pero
mientras el capitalismo tradicional persigue la búsqueda del rendimiento
financiero a costa de la búsqueda del impacto social, estos emprendedores creen
y demuestran que es posible un impacto social positivo y un rendimiento
positivo. Demuestran que si aparcamos la palabra avaricia podemos alcanzar una
sociedad más sustentable e inclusiva.